¿CÓMO ELEGIR? – COMPRAR UN CACHORRO EN NAVIDAD (PARTE III)
Cuando estamos delante de un perro que queremos adoptar o comprar y deseamos tener un poco de criterio para escoger un buen ejemplar, hay una serie de cuestiones a tener en cuenta que nos darán una pista sobre su estado de salud.
Y aunque no nos cansaremos de repetir que uno debe dejarse aconsejar por el veterinario o al menos por alguien de probada experiencia, expondremos a continuación cuestiones a tener en cuenta en la elección.
Que mirar en un cachorro
En primer lugar hay que fijarse en el aspecto general del cachorro. Un cachorro sano tiene que estar gordito, con un buen aspecto, proporcionado y con un pelaje limpio y brillante. Lo que no quiere decir que tenga una gran panza, que suele ser síntoma de infestación de parásitos internos.
Si el cachorro proviene de un criador, lo mejor es conocer a los progenitores del perro para hacerse una idea de cómo va a ser de adulto: si los padres son sanos y equilibrados, mayor probabilidad tenemos que el cachorro lo sea.
Por lo general, perras poco equilibradas, inseguras de sí mismas, trasmiten esa inseguridad a los cachorros. Por lo tanto es importante observar el comportamiento de la madre y mucho mejor si la hemos observado incluso antes de tener la camada.
En los casos de adopción muchas veces eso no es posible y tendremos que dejarnos guiar por otras pistas.
Una de las pistas que nos dará un cachorro sobre su estado de salud y equilibrio psicológico es que sea juguetón y alegre. Un cachorro sano es eso: juguetón y alegre.
Los cachorros empiezan a ser más activos a partir de los 45 días de edad, es cuando empiezan a “pelearse” con sus hermanos, la madre ya les empieza a “poner es su sitio” gruñéndoles cuando se sobrepasan e incluso propinándoles algún leve mordisco.
Un cachorro que está muy tranquilo, que duerme mucho y juega poco, o está enfermo o no tiene la edad suficiente para la adopción. Desgraciadamente, en muchas ocasiones vemos cachorros que en el pasaporte dice que tiene una edad de 10 -12 semanas y que en realidad apenas llegan a 5 o 6 por la dentición y examen morfológico. Muchos vendedores de perros (que no los podemos llamar criadores) juegan con esto para vender cachorros de tamaño pequeño asegurando que no van a crecer mucho. Hay que huir de los cachorros que no tienen el tamaño adecuado para su edad porque o tienen una edad más pequeña que la declarada o tiene un retraso en el crecimiento por alguna causa médica. Con estos cachorros casi seguro que no exponemos a alguna desagradable sorpresa.
Un cachorro sano y equilibrado será seguro de sí mismo, será muy curioso y atrevido aunque lo que no quiere decir temerario, demasiado independiente y pendenciero, ya que esto puede indicar individuos dominantes que, en manos inexpertas son una fuente de problemas.
El cachorro dominante a veces se distingue por que a esa edad hace los gestos de monta e intenta estar siempre encima de la espalda del resto de sus hermanos o compañeros de juego.
Llamemos a los cachorros y tal vez el que nos interese es el que acude segundo o tercero a la llamada: el primero es a veces el temerario.
Muchas veces nos dejamos guiar por un sentimiento de compasión y elegimos al cachorro de mirada triste que se sitúa en un rincón. Hay que ir con cuidado ya que esto es un síntoma claro de de enfermedad o de miedo y seguramente se traducirá en problemas si no sabemos más adelante manejar la situación.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es la dentición: un cachorro debe de tener dientes. A los cachorros les salen los dientes a partir de la cuarta semana de edad pero no están desarrollados hasta la quinta. También debe de ser capaz de comer pienso seco, por sí solo. Si no tiene dientes o no es capaz de comer solo significa que no es suficientemente mayor para separarlo de la madre o que tiene un importante retraso en su crecimiento.
Un cachorro tiene que estar limpio y oler bien, porque eso significa que la madre le ha cuidado y el criador se ha preocupado de hacerle una buena impronta.
A partir de la tercera semana el cachorro empieza salir del nido para hacer sus necesidades. Un criador responsable aprovecha esta ocasión y les coloca una superficie especial para esta necesidad (un empapador, una bandeja con arena etc.). Con este sencillo gesto, en esta edad tan temprana, el cachorro aprende a ser limpio y este hábito de higiene se conserva durante toda su vida. Un buen aprendizaje con esta edad se traduce en no hacer pis ni caca en donde duermen o comen. Por el contrario, un cachorro que se ha criado en una jaula no ha tenido una superficie especial donde hacer sus necesidades y ha aprendido hacerlo donde sea. Este mal hábito es muy difícil y a veces imposible de corregir en su nuevo hogar, hecho que puede constituir una incomodidad importante para la familia.
La edad ideal para adoptar o comprar un cachorro es a partir de las 8 semanas. Así nos aseguramos que se ha desarrollado lo suficiente, que ya come solito sin problemas y que ha desarrollado habilidades sociales a través del juego con sus hermanos y la interacción con su madre. Una adopción antes de esta edad va a privar al cachorro del aprendizaje del lenguaje para comunicar con otros perros, del desarrollo de la inhibición del mordisco y de la falta del desapego de su madre. Estos elementos son fundamentales para todo el resto de su vida para que sepa cómo comportarse con otros perros, para que controle la fuerza del mordisco y para que no sufra pánico al quedarse solo en casa. Con un despego temprano de su madre y sus hermanos todo este aprendizaje se pierde y tenemos casi asegurados los futuros problemas de comportamiento como ladrar y atacar a los perros o la ansiedad por separación.
Que mirar en un adulto
Cuando se trata de individuos adultos las cosas se complican y mucho. No existen reglas de oro que cualquier inexperto pueda aplicar, con lo que es prácticamente obligado acudir a nuestro veterinario para que nos oriente sobre la idoneidad de un individuo.
En el caso de las adopciones desgraciadamente en España, bien por falta de infraestructura, bien por falta de recursos económicos, ni las protectoras ni las perreras actúan como lo hacen en Inglaterra o Estados Unidos, donde los perros, antes de ser adoptados, pasan por control veterinario y por un periodo de re educación en manos de expertos con el fin de garantizar su éxito en su nueva casa.
Por lo tanto, esta labor recae en mayor medida en el adoptante, con lo cual volvemos al principio: se hace imprescindible que nos aconsejen
Para terminar queremos recodar que la documentación válida es el pasaporte con todas sus hojas y sin que falte ninguna. En cuanto a las vacunaciones deben de llevar la etiqueta de la vacuna con el número de serie y la fecha de caducidad y además deben de llevar firma, sello y el número de colegiado del veterinario.
COMPRAR UN CACHORRO EN NAVIDAD (PARTE I)
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