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Marcos, un día de suerte en la perrera.

La historia de Marcos en el servicio de Urgencias veterinarias 24 horas de la Clínica Veterinaria Son Dureta

En el servicio de urgencias veterinarias 24 horas de la Clínica Son Dureta nos llegan muchos casos a diario. Algunos de ellos son patologías que han esperado demasiado y otras son accidentes. Casi siempre son casos complicados que intentamos sacar adelante con la mayor profesionalidad posible y muchas veces son verdaderos retos de la medicina veterinaria y de los cuales, en ocasiones, hemos publicado artículos científicos en revistas especializadas.

Hoy no vamos a hablar de un caso especialmente difícil desde el punto de vista veterinario, sino de uno que nos ha emocionado profundamente tanto por el maravilloso carácter del perro que tratamos como el de las personas que desinteresadamente lo rescataron. Porque detrás de cada caso siempre hay emociones a flor de piel y, por desgracia, un animal que sufre.

La historia de Marcos es la historia de cualquier perro abandonado, de los miles que terminan injustamente en la jaula de una perrera, abandonados por sus dueños. Su historia hubiera acabado con el mismo trágico final que tantos otros si no fuera porque también hay gente buena que desinteresadamente se preocupa de esos animales que nadie quiere.

Perro atendido en el servicio de urgencias 24 horas de la Clínica Veterinaria Son DuretaA Marcos lo abandonaron en un estado lamentable de desnutrición e higiene y fue metido en una de esas jaulas municipales a la espera de que alguien se interesara por él. Pero Marcos no entendía muy bien lo que le estaba pasando y entró en una profunda depresión ya que había ido perdiendo el calor humano que tanto necesitan los perros y ahora se encontraba tras unos barrotes sin espacio ni compañeros para jugar. En consecuencia Marcos se abandono a sí mismo.

Marcos el día del alta

Tras unos días en la UVI este es el aspecto de Marcos el día que le dimos el alta

Desde el principio ya tenía un aspecto desaliñado y desnutrido pero tras su ingreso en la perrera dejó de comer y beber. Perdió el interés por todo y su vida se iba extinguiendo poco a poco. Incomprensiblemente su familia, que de cachorro lo había mimado con esmero, perdió el interés por él y lo abandonó a su suerte. Un futuro muy incierto le esperaba, como el de tantos otros perros abandonados por gente sin alma.

Al cabo de tan sólo tres días de estancia en la perrera el deterioro de su salud era tal que se temía lo peor y Marcos no era más que otro de esos cientos de la lista de espera que necesitan atención y a él le tocaba esperar que la burocracia, esa oxidada maquinaria de la administración, se pusiera en marcha. Poca cosa podían hacer en la perrera para que mejorara su estado. Y eso hubiera continuado así con un previsible y fatídico final si no hubiera sido por unos de esos abnegados voluntarios que van a la perrera municipal para intentar que la existencia de esos perros encarcelados injustamente sea un poco mejor y que luchan con todos los medios a su alcance para encontrar alguna solución y sacarlos de allí lo antes posible.

Marcos en su casaFue una casualidad que se interesaran por él. ¡Se parecía tanto a un perro desaparecido hace tiempo y al que sus dueños buscaban! Pero fue una falsa alarma. Marcos no llevaba chip y el perro al cual buscaban sí. Sin embargo, sus malas condiciones despertaron el interés por él y apelando a la humanidad de los responsables de la perrera aquellos voluntarios consiguieron acelerar el procedimiento de obtención de los permisos para que Marcos pudiera salir de allí y obtuviera los cuidados necesarios para pasar después a una casa de acogida. Fue entonces cuando lo trajeron a la Clínica Veterinaria Son Dureta.

Marcos entro en estado de shock en nuestro servicio de urgencias veterinarias. Tenía claros síntomas de hipotermia y procedimos a hacer una analítica que dio como resultado una infección no específica, positivo para varios parásitos en la coprología y lo más preocupante: niveles desorbitados de glucemia que hacían sospechar una diabetes. Fue ingresado en UVI con vía puesta para la administración de suero y medicación y sometido a controles analíticos cada 12 horas para confirmar o descartar la diabetes. La evolución fue espectacular, a las 24 horas ya se levantaba y comía solo y a las 48 pudimos descartar que fuera diabético.

El estrés y el miedo pueden hacer que los niveles de glucemia se disparen y eso fue lo que le ocurrió a Marcos.

En su hogar de acogida ha encontrado la mejor medicina: el cariño.

En su hogar de acogida ha encontrado la mejor medicina: el cariño.

Ya sólo le faltaba que alguien cuidara de él y le aportara ese calor humano tan necesario. Tras una sesión de higiene con un corte de pelo y un buen baño hidratante Marcos parecía otro perro. En las fotografías que ilustran este artículo podéis comprobarlo.

Ahora está en su casa de acogida descansando de todo el mal trago; ha recuperado las ganas de vivir ya que al fin alguien se vuelve a preocupar por él y ahora sólo espera a alguien que le adopte y le quiera ya que tiene un carácter magnífico.

La exposición de este caso no pretende otra cosa que despertar la conciencia en las personas sobre la tenencia responsable de mascotas y rendir un pequeño homenaje a todos los voluntarios y voluntarias anónimos que cada día dan su tiempo y su cariño a los más desvalidos, a los animales que han sido víctimas de los más bajos instintos de la condición humana.

NOTA:

Marcos y muchos perros como él necesitan ayuda, si quieres colaborar en el siguiente [ ENLACE ] encontrarás como hacerlo

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